La vida espiritual del cristiano “no es pacífica” y exige “lucha constante” - Papa Francisco
03/01/2024 12:18 pm

El Papa Francisco se dirigió a los fieles presentes en el Aula Pablo VI de El Vaticano para asistir a la audiencia general de este miércoles, en la que continuó con el ciclo de catequesis sobre los vicios y las virtudes, exhortando a considerar la necesidad de librar la “lucha espiritual”.

El Pontífice comenzó su alocución resaltando que “la vida espiritual del cristiano no es pacífica, lineal y sin desafíos; al contrario, exige una lucha constante: la lucha cristiana por mantener la fe, por enriquecer los dones de la fe en nosotros”.

Por ello, señaló, en el Bautismo la unción catecumenal “pone inmediatamente de manifiesto que el cristiano no se libra de la lucha” y que “debe descender a la arena, porque la vida es una sucesión de pruebas y tentaciones”. 
 

Así, destacó que todos, incluidos los santos, hacemos frente a las tentaciones y “si alguien se siente bien, está soñando”, porque cada uno de nosotros “tiene muchas cosas que arreglar”. 

Durante su saludo a los peregrinos de lengua española, el Papa enfatizó esta idea al señalar que “quien considera que ya ha conseguido cierto grado de perfección, que no necesita de conversión, que no necesita confesarse o que no vale la pena el esfuerzo, vive en la luna, vive en la oscuridad”.

En el curso del texto principal de la catequesis, y en referencia a quienes encuentran dificultades para expresar sus pecados en la Confesión, el Santo Padre recomendó “un poco de examen de conciencia” contra “el riesgo de vivir en las tinieblas” y no distinguir el bien del mal. 
 

Respecto del sacramento de la Reconciliación, recordó además que es “en los peores momentos” cuando “Jesús está a nuestro lado para ayudarnos” pues “nunca se olvida de perdonar” mientras que “somos nosotros, tantas veces, los que perdemos la capacidad de pedir perdón”. 

Reanudando la cuestión sobre la batalla contra las tentaciones, el Papa Francisco recordó que tras el Bautismo en el Jordán, el Señor se retiró al desierto, donde Satanás trató de seducirlo. “¿Por qué razón el Hijo de Dios debe conocer la tentación?”, preguntó el Papa, para responder: “Jesús se solidariza con nuestra frágil naturaleza humana”

Así, experimentó aquello a lo que el cristiano se ha de enfrentar: “la vida está hecha de desafíos, pruebas, encrucijadas, visiones opuestas, seducciones ocultas, voces contradictorias”. 
 

El Papa enfatizó que las tentaciones siempre tratan de que nos debatamos entre extremos opuestos: “El orgullo desafía a la humildad; el odio se opone a la caridad: la tristeza impide la verdadera alegría del Espíritu”.

Por eso, añadió, “es importante reflexionar sobre los vicios y las virtudes: nos ayudan a superar la cultura nihilista en la que los límites entre el bien y el mal permanecen borrosos”. 

“El combate espiritual, pues nos lleva a mirar de cerca aquellos vicios que nos encadenan y a caminar, con la gracia de Dios, hacia aquellas virtudes que pueden florecer en nosotros, trayendo la primavera del Espíritu en nuestras vidas”.

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